Lalo Rodríguez, entre fritos, paseos y oración: así fue su paso por Barranquilla
Tras su única presentación en la ciudad en 2016, el cantante salsero fallecido este martes en Puerto Rico, había manifestado su deseo de regresar y ver un público numeroso.
Sin siquiera cambiarse la ropa con que viajó de Puerto Rico a Barranquilla la tarde del 14 de octubre de 2016, Lalo Rodríguez manifestó en su habitación del hotel Atrium el deseo de conocer la ciudad, e hizo énfasis en un antojo particular: saborear comida típica de la región.
El receptor de aquel anhelo fue el inolvidable y carismático Joaquín Dejanon (QEPD), coleccionista e ilustre conocedor de la música del Caribe y sus artistas, quien conservaba una estrecha amistad con Lalo, y había servido de facilitador para su actuación en Barranquilla.
‘Joaco’, como le llamaban con cariño, había ido al aeropuerto a recibir al artista, y lo llevó al citado hotel, –carrera 44 entre calles 74 y 75– como una muestra más de su proverbial hospitalidad con las grandes figuras de la salsa que nos visitaban.
Esa tarde de viernes un cielo sin nubes, con sol luminoso y brisa fresca, le dio la bienvenida al boricua estrella de la salsa.
Lalo Rodríguez llegaba por primera vez a Barranquilla como figura descollante del concierto el ‘Día Internacional de La Troja’, a realizarse el domingo 16 de octubre de 2016 en el estadio Romelio Martínez.
El espectáculo tenía el sello del reconocido empresario Edwin Madera, manager de la organización musical La Troja, quien quiso con este show emprender un nuevo modelo de negocios a los ya conocidos en su popular estadero.
Conocido el lamentable y sorpresivo deceso de Lalo Rodríguez el pasado martes 13 de diciembre en su natal Puerto Rico, Zona Cero recuerda que el concierto en el Romelio resultó la única presentación del puertorriqueño en Barranquilla, y reconstruye su estadía en la ciudad.
Recorrido por la ciudad
Ronald Dejanon, hijo de Joaquin Dejanon, quien ofició de conductor tras la llegada de Lalo a Barranquilla, rememora que recorrieron varios sectores del norte de la ciudad, y a eso de las 7 de la noche se trasladaron al restaurante de comida típica ‘Narcobollo’, para satisfacer la petición del ilustre visitante.
“Estuvimos como dos horas ahí, Lalo quedó maravillado con las crocantes arepas de huevo y el sabor de las caribañolas, que comió en abundancia. Lo acompañaba un señor boricua al que llamaba ‘Manolo’, a quien trajo de Puerto Rico y era el que lo atendía”, señaló Ronald en el diálogo con Zona Cero.
“En el trayecto que hicimos y durante el tiempo que pasamos en ‘Narcobollo’, comentó que le gustaba la ciudad que era muy bonita, y no se explicaba por qué no había venido antes”, agregó el joven.
Con ‘Joaco’ en su papel espontáneo de anfitrión, el sábado 15 de octubre se reunieron de nuevo en el hotel.
El paso siguiente fue llevar a Lalo a la residencia de la familia Dejanon, donde Lalo quedó sorprendido con la vasta discoteca de música del Caribe que encontró. Allí autografió varias carátulas de discos de su autoría.
Almorzaron también un menú típico, y a las 2 de la tarde presidió una rueda de prensa en la terraza de La Troja, donde recibió el cariño de periodistas y de gente que se acercaba a conocerlo y saludarlo.
Compartió con el ‘Mago del Acordeón’, Aníbal Velásquez, Eucaris Guerra, director de la orquesta que lo acompañó en el Romelio Martínez, y las estrellas africanas Bopol Mansiamina y Tilda Roy; quienes junto con la Orquesta Broadway y la Banda Caramba de Álvaro Cabarcas, ‘Pelusa’, hacían parte del selecto cartel musical que preparó Edwin Madera.
“Respondió todas las preguntas, se mostró muy amable y cálido con la gente, incluso cantó a capela ‘Ven, devórame otra vez’ a pedido de uno de los asistentes”, rememoró Nelson García Pertuz, director de La Troja Radio, quien actuó de maestro de ceremonias en el show del estadio y dirigió el encuentro con los comunicadores locales.
Ahora por el sur
Luego de la rueda de prensa Lalo asistió a un ensayo en la 74 con 43 con la orquesta que lo iba acompañar, la cual estaba compuesta por varios exintegrantes del recordado Grupo Raíces, y como ya se dijo, bajo la dirección del maestro Eucaris Guerra.
Regresó al hotel a descansar, y en la noche se empeñó en seguir su recorrido por otros sectores de la ciudad.
Dejanon lo paseó entonces por el sur, le enseñó el estadio metropolitano ‘Roberto Meléndez’ y los estaderos donde ruge la salsa.
“Visitamos la zona de la carrera 8 y nos detuvimos en La Estación, no quiso bajarse porque había mucha gente, pero le gustó mucho el ambiente festivo que vio por allí”, comentó Ronald.
Aproximadamente a las 11 de la noche estaban de vuelta al hotel.
Un momento para la oración
El domingo 16 de octubre, día del concierto (el lunes era festivo), en horas de la mañana Lalo Rodríguez quiso dedicarle un rato a la reflexión, a la oración y al encuentro con Dios.
“Le pidió a mi papá que lo lleváramos a una iglesia cristiana, y lo conduje a una situada en la carrera 53 entre 70 y 72. Llegamos a las 10 de la mañana y estuvo ahí por dos horas. Se le vio muy entregado a la oración y atento al mensaje del pastor. Pasó de incógnito”, señaló también Ronald.
Al mediodía regresaron al hotel a almorzar, estuvieron después en una prueba de sonido, y luego se retiró a descansar para su presentación fijada para las 10 de la noche.
La presentación
Quienes por su condición de músicos compartieron con Lalo Rodríguez antes, y luego en tarima, guardan un grato recuerdo de él como persona y como artista.
“Todo un profesional, nos complementamos mutuamente en el escenario, e igual en nuestro trato personal antes de subir ante el público”, contó a Zona Cero Eucaris Guerra.
“Me felicitó y a los músicos por el excelente acompañamiento, nos dijo que hacíamos muy bien nuestro trabajo, que Colombia había crecido mucho en el Caribe en materia de músicos”.
Guerra rememora también que en el camerino Lalo se interesó en conocer qué discos de él eran más populares por acá.
“Le dije que para ser sincero, eran ‘Ven, devórame otra vez’, ‘Tristeza encantada’ y ‘Nada de ti’, discos de la llamada salsa romántica”.
En realidad Lalo Rodríguez comenzó en la interpretación de la salsa tradicional, la identificada como salsa dura.
Se recuerda en 1976 el famoso Grammy anglosajón, el primero a músicos latinos, al lado del maestro Eddie Palmieri con el trabajo ‘The Sun of Latin Music’.
Luego incursiones con Machito, Tommy Olivencia, Orquesta Tempo, Justo Betancourt, siempre interpretando esa misma escuela salsera.
Su punto de inflexión a lo romántico, o lo que los boricuas tildan ‘salsa monga’, se da a partir de 1980 con la grabación para el sello TH del Lp ‘Un nuevo despertar’, que contiene el superéxito ‘Ven, devórame otra vez’.
En ese momento la salsa estaba dando el giro hacia esa rítmica tierna y novelera, era el auge de la nueva temática romántica o de “alcoba”, como también se le conoce.
El sonero barranquillero Charlie Gómez, quien en el Romelio Martínez lo acompañó en los coros junto a Joe Urquijo (QEPD), y Jochi Velilla, cantante de la Charanga del Sur; señala para Zona Cero que la imagen que guarda de él es la de un hombre sencillo, que no le hacía caso a la fama.
“De trato amable, sin ínfulas, muy serio, todo un profesional hasta en el vestir para una gala como la de esa noche. Lástima que no hubo el acompañamiento esperado del público”, precisó el autor de ‘Arrugas’, entre muchos éxitos.
Drogas, alcohol, vida licenciosa
A raíz de la muerte de Lalo Rodríguez en la circunstancia en que se produjo: en la calle, desplomado de manera sorpresiva, se comenzaron a tejer en Puerto Rico toda clase de elucubraciones sobre el estado de salud del cantante, y su probable recaída en el mundo de las drogas, que él afirmaba había superado.
La discusión en la isla se centra aún en el punto de la drogadicción, que hizo recordar en alguna medida el caso Lavoe.
Otro asunto es el tratamiento que algunas páginas periodísticas de internet y redes sociales, le dieron a la noticia al publicar fotografías del cadáver del cantante en el piso.
“Ahora que traen a colación eso de las drogas me llama la atención algo, porque recuerdo que una de las conversaciones que sostuvimos en el camerino fue sobre ese tema, me aconsejó casi en tono paternal: ‘Chamaco, la droga es atentar contra el bienestar de tu vida. Quiere mucho a tu familia, no te dejes llevar por eso”, dijo Guerra.
Dado que la respuesta del público no fue la esperada al programa organizado por La Troja, Lalo Rodríguez se marchó con cierta tristeza, pero con ganas de volver a encontrar el éxito que le fue esquivo esa noche.
“Mi papá trataba de tranquilizarlo, y le decía: ‘Sí hubo buena presencia de gente, lo que pasa es que el escenario era muy grande’”, señaló Ronald Dejanon.
Al día siguiente, lunes festivo 17 de octubre de 2016, los Dejanon acompañaron a Lalo Rodríguez al aeropuerto Ernesto Cortissoz, y a la 1:00 p.m. emprendía el vuelo de regreso a la isla en compañía de ‘Manolo’
“Gracias por todo ‘Joaco’, haz lo posible para volver a Barranquilla”, fue la frase final de despedida de Lalo Rodríguez.